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miércoles, 8 de junio de 2011

15 M

Estos días hemos visto, oído, leído, haciendo seguimiento del movimiento de los Indignados. Os remito a la publicación de La Vanguardia del día 2 de junio de Lluis Amiguet hablando con Daniel Innerarity quien dirige el Instituto de Gobernanza Democrática. Entrevista-diálogo muy interesante. “Indignarse no es suficiente : hay que ser inteligente”.
Conclusiones (mías) “razones razonadas“ y me anticipo pidiendo perdón por mi razonamiento que nace desde el respeto a todos y sin intención de molestar a nadie.
Democracia? Si , como herramienta. Participación? Sí, pero plural, resultado de sumar no de restar ni de dividir. ¿Qué han pedido los indignados? Ser escuchados y que sean recogidas sus ideas por todos aquellos que pueden llevar el timón de la sociedad, a cualquier nivel, desde el local al universal, no me gusta la palabra global
Piden que no sean “grupos agrupados bajo siglas” quienes decidan, que sumen las siglas, que recojan las demandas de los ciudadanos. Que no rijan las mayorías gobernantes ni las oposiciones mayoritarias. Que sumen las siglas para poder asumir por responsabilidad el rumbo y llevar a buen puerto la “inteligencia colectiva” que refleje la realidad de todos no solo de unos cuantos.
Y compartir el consenso no es traicionar, ni renegar, ni transfugar, ni huir, ni otros tantos infinitivos que últimamente resuenan por los pasillos, antecámaras o tertulias y debates. Dependiendo del color del cristal con que mires las razones, ¿quiénes serian los “traidores” a sus propias ideas ?
Un ejemplo, ¿cómo se puede pedir al PP que ponga encima la mesa, aunque sea desde la oposición, esas soluciones que nos sacarían de la crisis y que deje de cargar contra ZP y por otro lado negar cualquier idea que no salga del núcleo socialista al que perteneces por localidad?
¿Cómo se puede bendecir una sociedad PSC-CiU i cargar contra una sociedad CiU-PSC?
Dicen que los militantes huyen del PSOE o del PSC. Piden responsabilidades y juzgan, sin dejar ser juzgados. La mayoría de esos militantes a los que yo llamo Guadiana, aparecen y desaparecen según los resultados. Esos militantes que por no evolucionar crean un vacio entre el progreso que tanto defienden y el socialismo de nuestros abuelos. Esos son los militantes que dicen que no cierran la puerta a nadie porque nadie quiere entrar en los círculos “cedulas del siglo pasado” que solo están a gusto en la clandestinidad.
Eso sí, según ellos, el que habrá hundido el barco no serán los socialistas, lo habrá hundido la derecha. ¿Qué derecha? A veces algún que otro socialista está más allá que la propia derecha, aplicando una dictadura propia del que secuestra las ideas de todos en desfavor de la inteligencia colectiva, que paradójicamente defiende que la colectividad que hoy en esta en la calle acampada tiene las mejores ideas, quizás por ser pluralidad.
Ya no estamos en los tiempos de ir contra. Reaccionemos, estamos en los tiempos de sumar para conseguir avanzar en bien no de los míos, sino por el bien de todos nosotros y de los que nos sucederán, respetemos a nuestros abuelos y trabajemos para nuestros hijos y nietos.